En
un aparte identificado como “Acción
Masónica” en mi
libro Masonería
desnuda (1994),
dedico un aparte a la forma
como respondieron los masones ante la noticia de la pandemia del
cólera asiático que estuvo presente en nuestra historia a mediados
del siglo XIX. Comenzamos
asignando significado a una palabra que los masones del siglo XIX y
algunos octogenarios todavía utilizaban a finales del siglo XX. Me
refiero a la acción masónica de la cual me expresé de la siguiente
manera y están repartidas
entre las páginas 72 y de la última edición de 20 .
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Masonería Desnuda resume la segunda parte del trabajo para optar al título de licenciado en Historia otorgado al autor por la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela en 1992 |
Definida
como la actividad mutable que resulta de la proyección del trabajo
en logia hacia la sociedad donde se actúa. Por ahora nos interesa la
acción masónica que desplegó la logia Esperanza durante su primer
año, así como otra que tuvo mucho eco en su momento (1867), la
solicitud de instauración del matrimonio civil en Venezuela.
La
primera acción masónica a que haremos referencia consta en el
archivo de la Logia Esperanza N 37. Este folio 1 corresponde a una
plancha firmada por Isaac J. Pardo, Olegario Meneses y Jesús María
Goya, el 7 de noviembre de 1854. Se había nombrado una comisión
para "informarse de los medios que han de utilizarse para
auxiliar á los pobres y enfermos caso de presentarse el Cólera en
este Or:. va á cumplir su encargo." (Archivo de la Logia
Esperanza N 37. Carpeta 12, Expedientes de socorro, ausilio i (sic)
protección, 41, Cólera Asiático. Caracas, 1854, 6 fls.(manuscritos
e impresos) f.1)
La
comisión nombrada para ocuparse del asunto señaló tres puntos para
realizar la acción:
1.-
Medidas de limpieza pública y privada, para procurar el aseo en las
habitaciones, en las personas. La observancia de estas medidas
serviría como medida preventiva.
2.-
Auxilio a los que fueren atacados por la enfermedad.
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Detrás de la silla se ve la fisura de la puerta del archivo secreto donde estuvieron guardados los documentos que fundamentan este artículo | | | | | | | | | |
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3.-
Auxilio a los indigentes para impedir que el hambre y la miseria
causen más estragos que la misma epidemia. Para poder atender los
puntos propuso la Comisión. "que la R:.L:. delegue sus
facultades en una comisión permanente de diez mm:., presidida por el
Ven:. y los dos Vig:., para que bien por sí ó haciéndose de otras
corporaciones, promuevan cuanto esté a su alcance con el fin de
prevenir la epidemia ó de disminuir sus fatales consecuencias y que
se excite a la R:.L:. Prudencia N 40 para que agregue una comisión
de su seno á la de este tall:. "( Ibid.,folio 2.)
La
segunda pieza documental es una hoja suelta impresa en Caracas,
Imprenta de Georges Corser, 14 de agosto de 1855.
"
Cada uno de vosotros queda por la presente, comisionado para llenar,
en su respectivo círculo, los deberes de vuestro ministerio:
confortar a los débiles, á auxiliar á los enfermos y menesterosos.
Todos
somos hermanos; por lo tanto, cuando una misma desgracia nos amenaza,
cuando el mismo peligro nos rodea, todos debemos unirnos a
combatirlo." (Ibid., folio3.)
El
V:.M:. Isaac J. Pardo, según el mencionado impreso, nombró una
comisión constituida por Remigio Armas, Felipe Neri Méndez y
Vicente Velázquez. Crearon un fondo a disposición de la Comisión a
fin de que la misma dispusiera para los gastos.
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Es necesario leer la historia de la Masonería con ojos críticos para responder |
En
el tercer folio, una hoja impresa suelta: "Medidas aprobadas por
la R:.L:. Lealtad N 33, para auxiliar a los masones pobres que fuesen
atacados por el cólera. Caracas, Impr. de George Corser, 8 de
septiembre de 1855"
La
comisión nombrada por esta logia estaba integrada por: José María
Luyano, José Pío Albor, León Van Praag, Eugenio Alfonzo, Agustín
Power, Manuel Blanco, Gabriel Poleo, E.M. González, Guillermo
Ubisco, Ramón Mena, Basilio Machado y Francisco Praga que
presentaron en tres artículos el informe de la comisión.
El
folio 4 de la plancha contesta a la excitación hecha por la logia
Esperanza, respondiéndoles que no podían unirse a la acción
masónica contra el cólera por no disponer de fondos para tales
empresas.
La
última plancha (nota o correspondencia masonica) llegó de la logia
Amistad N 41 de Montalbán, donde comunicó que le ofrecían todo lo
que necesitaran para tal empresa.
El
cólera había tenido su primera incursión en los puertos de las
islas del arco oriental del norte de Venezuela, especialmente en San
Thomas hasta llegar a Puerto de Güiria en el vapor "Integridad",
causando verdaderos estragos en la región oriental del país. En el
puerto de La Guaira tomaron medidas sanitarias por iniciativa del
médico José Manuel Torres, en enero de 1854, una de las cuales fue
cerrar la entrada a buques provenientes de la zona infectada. Estas
medidas fueron abandonadas el 13 de enero de 1855, cuando se
restableció el tráfico marítimo.
A
los siete meses de haberse creído fuera de peligro el 14 de agosto
de 1855, la logia Esperanza, y el 8 de septiembre, la logia Lealtad,
formaron la otra comisión citada. Nombraron comisiones para actuar,
tal como lo hemos visto en las fuentes documentales. Encontramos que
la historia de la epidemia del cólera registra la participación de
esta acción masónica sin nombrar a la masonería, porque los
masones actuaron inmersos en la acción civil en noviembre de 1854:
"Días anteriores a este acontecimiento, el 10 de noviembre tuvo
lugar en Caracas una reunión de la junta de beneficencia presidida
por el señor Isaac J. Pardo, de la que eran componentes los señores
Ramón Díaz, José Francisco Herrera, José Gutiérrez, Olegario
Meneses, Dr. Jesús María Goya, Pedro J. Rosales y José Vicente
Velázquez, quien actuó como secretario; y entre otras proposiciones
tuvo unanimidad de votos la que dirigiera un ruego a las autoridades
para que dictasen órdenes para el aseo de la ciudad, que debían
hacerse cumplir con energía; y para aportar recursos en el caso
desgraciado que fuese invadida la Capital." (Plácido Rodríguez
Rivero, Historia de la epidemia del cólera, p 31.)
Sólo
dos de los miembros de la Junta de Beneficencia no han sido
encontrados en los cuadros logiales: José Francisco Herrera y José
Gutiérrez. No son exactamente los mismos masones que habían formado
un año antes la comisión masónica, pero siempre bajo el liderazgo
de Isaac J. Pardo.
La
situación se calmó y poco se adelantó en relación a prevenirse
contra el cólera. El 25 de marzo de 1855 se reunió la Comisión de
Beneficencia en uno de los locales del antiguo convento de San
Francisco, hoy sede del Palacio de las Academias y de la Biblioteca
Nacional, ubicada en el mismo lugar donde redacté originalmente
estas líneas en la década de los noventa del siglo pasado.
Nos
cuenta Plácido Rodríguez que el Presidente dijo en esa oportunidad
lo siguiente:
"
'que habiéndose reunido la Comisión Permanente de Beneficencia con
el objeto de tomar medidas que salvasen a la población en caso de
ser invadida por el cólera morbus, y habiendo cesado ya aquellos
temores, la comisión había creído conveniente provocar el
establecimiento de una Sociedad que teniendo por fin la creación y
sostenimiento de un hospital para los enfermos pobres, produjese
resultados de pública utilidad; que al efecto ofrecía a la sociedad
el edificio que se había refaccionado para servir de hospital en el
caso de la invasión del cólera; y que con tal objeto lo había
franqueado S.S. el Illm. Sr. Arzobispo, comprendiendo también en
aquel ofrecimiento los muebles y enseres que de antemano estaban
preparados para el servicio del hospital'" (Pardo Isaac, citado
por Rodríguez en Op. Cit., p 31-32.)
Ninguno
pensó que pronto se vería Caracas azotada por el flagelo del
cólera, pero el albergue quedó para los pobres. El cólera avanzaba
silencioso por Barlovento, donde según los datos proporcionados por
el doctor Juan Secchi, entre los meses de septiembre y octubre de
1855, presentó una cifra de tres mil quinientos casos entre Guarenas
y Guatire. (El Dr. Juan Secchi ante el público venezolano, 1855, p
29.) Estos documentos nos ilustran la validez de rescatar ese aspecto
de la acción social de un grupo humano para relacionarse democrática
y armónicamente a fin de lograr objetivos convenidos. Hago la
salvedad que esto sucede durante un siglo cuando Venezuela se vio
azotada además por las guerras civiles que arrancaron la misma tarde
cuando se propago la declaración de independencia y concluyen cuando
el general Juan Vicente Gómez sale victorioso en la batalla de
ciudad Bolívar, 1915 (Caballero, Ni Dios ni Federación).
Esto
puede suceder en cualquier parte de la historia, aún en el presente.
El
primer caso se presentó en La Guaira el día 5 de agosto de 1856
cuando un sargento de la guarnición se puso en contacto con un cacao
que llegó de Río Chico; el día 14 se habían presentado 15 casos
con consecuencias fatales, a las 24 horas de haberse declarado la
epidemia y organizado la Junta de Sanidad. El 20 de agosto llegó la
epidemia a Maiquetía. Rodríguez Rivero suministró en su obra
citada datos provenientes del periódico El Semanario sobre la marcha
de la epidemia en La Guaira; un total de 1264 casos con 855
defunciones al declararse terminada la epidemia el día 2 de
noviembre.
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Caracas 1990 |
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El
26 de agosto de 1855, aparecieron 15 casos en Caracas. Se organizaron
seis cuarteles de operaciones, asignando una cuadra a cada miembro de
la junta, la cual contaba con un comisario, dos adjuntos y un
vigilante para cada cuadra. En las listas de casi todos los cuarteles
figura algún masón, especialmente en los cuarteles cinco y seis;
con Olegario Meneses, segundo vigilante de la logia Esperanza, como
comisario del cuartel 5, a Pío Albor de vigilante entre las esquinas
de La Pelota a Marrón, miembro de la Comisión de la logia Prudencia
N 33; al Dr. Lucio Siso, Casimiro Hernández, Felipe Neri Méndez,
José María Pelgrón y otros masones que participaron en esta
acción, a título personal, dispersos entre todos los voluntarios
que enfrentaron la epidemia. El hospital y las instalaciones que
habían donado los masones que integraron la Comisión de
Beneficencia, fue útil en el momento de la epidemia. Como hemos
visto, la acción masónica se generó dentro de la logia y se
realizó por intermedio de una institución paramasónica, la
Sociedad de Beneficencia; dirigida y organizada por masones,
inspirada en el seno de La Masonería, pero al salir al dominio
público, se incorporaron personas que, ni eran masones,
probablemente ni sabían que la masonería se había preparado para
esta acción desde el año 1854.
Hasta
ahora hemos revisado los expedientes relativos a casos de acción
masónica durante los primeros años de existencia de la logia bajo
la dirección de Isaac J. Pardo. Su primer Venerable Maestro o
presidente.
Encontramos
algunos documentos donde la logia Esperanza excitó a otras logias a
utilizar los recursos a su alcance para acabar con las guerras, pero
la comunicación entre las logias fue precaria, sobre todo durante la
llanada Guerra Larga o Guerra Federal.
Es
el caso de una respuesta que tardó más de catorce meses en regresar
a Caracas. Nos referimos a una plancha de la logia Estrella de
Occidente, fechada en Barquisimeto el 2 de agosto de 1862, donde
acusa recibo de plancha de la logia Esperanza fechada 29 de junio de
1861, en la cual excitaba a esa logia a trabajar ... en el sentido de
alcanzar una solución pacífica que ponga pronto término á la
guerra que anarquiza y destruye a la República, ha leído con
entusiasmo la lúcida argumentación que ha consignado para inclinar
el concurso masónico á objeto tan patriótico como nacional."
(Hoja suelta, 1862.)
En
esta misma nota la logia Estrella de Occidente de Barquisimeto fija
su posición en torno a la realidad nacional de ese momento
histórico: "Los cambios políticos que se conquistan con la
sangre y la opresión, son sistemas inestables que sucumben al
impulso de cualquier reacción, porque la arbitrariedad no ha servido
jamás de apoyo a la estabilidad de ningún Gobierno." (Iidem)
Mediante
esta plancha la logia Estrella de Occidente aceptó el compromiso de
poner su contingente a favor de que se pudiera conseguir el
humanitario pensamiento de dar positiva paz a la República. El
documento está firmado por Isaac Chapman y Ramón Escobar.
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Realmente hay aspectos de los rituales que de alguna manera estremecían las fibras del fanatismo religioso, incluso en pleno siglo XXI |
En
este aspecto observamos muchas intenciones y pocas acciones, al menos
no las encontramos en aquel momento, los principales obstáculos, las
estructuras coloniales no habían cambiado lo suficiente como para
estar celebrando independencias y la imposibilidad de reunirse por
las circunstancias mismas de la guerra. La realidad entraba en
contradicción con la propaganda política posterior; y que los
ideales de libertad de conciencia, de culto y militancia política
que se requerían para el ejercicio de la democracia republicana
había que forjarlos mediante la iniciación en los augustos
misterios de la formación ciudadana. Esto último, ha sido un
secreto bien guardado. Agrego que reflejando la religiosidad de la
vida ciudadana.
De
allí en adelante, continúa con otra acción masónica enmarcada
dentro de la lucha por los derechos civiles, en una confrontación
entre la Iglesia y la masonería, protagonizada por un cura párroco
barquisimetano cuando se negó a atender los sacramentos de un
paciente porque este se encontraba hospitalizado en un cuarto de la
misma casona donde funcionaba la logia Estrella de occidente en la
carrera 18 de la capital larense. Pero para los detalles de este
capítulo les suguiero revisar el citado libro en Amazon.com.