lunes, 30 de septiembre de 2013

Decadencia de la Masonería Por Eloy Reverón

Cursando la cátedra de Historia de Venezuela contemporánea durante los estudios para la maestría en Relaciones Internacionales del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual” con el profesor Manuel Caballero[1], tratamos el tema de las crisis de la Masonería en el siglo XX. Para precisar el término crisis en teoría histórica es asumido como un tránsito de determinadas condiciones que determinan el paso de un período histórico a otro. El enunciado que utilizamos en aquel momento fue expresado de la siguiente forma en la introducción a aquella investigación: “Observamos a la Masonería venezolana como  la Orden de los próceres de la Independencia, de todos los presidentes del siglo pasado, y la de la lucha por la igualdad de los derechos civiles durante los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX. Nos encontramos ante un pasado  glorioso, frente al cual, la Masonería actual luce pálida, inactiva y decadente. Lo que no sabemos a ciencia cierta, es  si detrás de ese aspecto externo, hay algo más que no ha revelado la documentación.

Ese contraste tan marcado nos hizo pensar en un período de crisis, donde se produjo ese cambio”   Hagamos un paréntesis en este punto para establecer una primera interrogante. Estamos hablando de auge y decadencia de una institución, que desde su establecimiento institucional en 1824, pasó treinta años antes de consolidarse como Gran Logia a nivel institucional en todo el territorio nacional[2]. ¿Cuál sería entonces el criterio más apropiado para establecer el parámetro de auge o decadencia? Sin duda que el parámetro que utilicé en aquel entonces fue un parámetro político, por no decir profano.
En primer lugar observamos una Orden de Próceres de la Independencia. En segundo término, la Orden de los presidentes de la República durante el siglo XIX. Pero además estamos hablando de un colectivo masónico que se manifiesta en la documentación preservada, a través de su capacidad para organizarse en virtud de la lucha por la igualdad en el plano de los derechos civiles. Los tres juicios de valor deben ser sometidos a una hermenéutica que permita afinar los elementos de juicio antes de hablar en términos de auge y decadencia.
Investigaciones posteriores a la de ese curso de Historia de Venezuela Contemporánea, nos han ilustrado en muchos aspectos para seguir enunciando con mejor propiedad aquellas acciones. Dividamos en tres partes nuestro análisis sobre este asunto.
1.- El enunciado parece partir de la premisa de que ser prócer de la Independencia es una virtud masónica. No estoy seguro de que un masón como Juan Vicente González Delgado, quien figura en el cuadro de la logia Fe N 35 del año 1866, estaría muy de acuerdo con nuestro enunciado, sobre todo, si juzgamos por lo que expresa en su obra sobre la ruina y la desolación causada por aquellos rebeldes del 19 de abril[3].
¿Una virtud de cuál masonería y de cuál independencia.?
¿Cuáles son las virtudes masónicas?
Carlos Manuel Berhelt Berrocal en su Concepto de la Virtud en la Masonería[4] nos habla de tres virtudes esenciales que debe presentar el candidato a la iniciación masónica: ser libre Pensador, tener voluntad propia y discreción absoluta. Él apunta tres elementos propios de la ética masónica. Además define a la logia como el lugar donde se congregan hombres independientes para adquirir los conocimientos que los lleven a lograr las virtudes sociales. Sin detallar importantes comentarios que hace sobre la virtud desde el punto de vista etimológico, ético filosófico, y desde la perspectiva del Talmud. Pensamos que si ser independiente es una condición esencial del ser masón. Entonces suena lógico que los masones del siglo XX hubiesen admirado a los héroes de la independencia como prototipo ideal del masón.
La pregunta que surge de esta respuesta está dirigida a los masones del siglo XIX. ¿Por qué ellos no alardearon tanto sobre los próceres de la Independencia?
De cuál independencia habría que despejar la pregunta. Sabemos que hubo una independencia política sobre todo jurídica. Sabemos que la independencia fue una de las consecuencias de la explosión social que se puso de manifiesto durante la crisis de autoridad del Rey a partir de 1808. Sabemos que las guerras civiles tuvieron una salida política que fue la guerra por la independencia política, guerras cuyo efecto principal se manifestó en la ruina y en la muerte, que generaron a su vez, nuevas formas de dependencia económica derivadas de la deuda externa, y que la dependencia ideológica mantiene pleno vigor en el siglo XXI, no sin sus respectivas transmutaciones en cuanto a la manera de manifestarse.
Lo que sí podemos percibir, es que la presencia de una forma de masonería profesional del gremio militar practicada entre los oficiales de los ejércitos tanto británicos como españoles, permitieron dar los pasos hacia un proceso de pacificación, donde aquellos masones del siglo XIX entendía como un hecho masónico, no la independencia como guerra, pero si el abrazo de Bolívar y Morillo en el lugar del encuentro a la hora de firmar el armisticio, ese abrazo es considerado como un símbolo masónico de reconocimiento de igualdad, respeto, fraternidad, y sobre todo en el caso específico, de reconciliación fraternal. La tolerancia como símbolo y virtud de entendimiento humano para dar fin a la Guerra a Muerte.
De lo expresado en este primer punto podemos ingerir que  los masones admiren a los héroes de la independencia por su lucha abnegada por obtener la independencia. Aunque hubiesen tenido más injerencia en el proceso de pacificación que en el del heroísmo  guerreroLa decadencia tiende a reconocer como virtud la lucha por la guerra por la independencia, más que la lucha por la pacificación y por la igualdad en el reconocimiento de los derechos civiles, y muchas virtudes masónicas de las cuales poco se escribía porque se ignora su última propagación.
2. El hecho de que todos los presidentes de Venezuela del siglo XIX estuvieron vinculados a la masonería en alguna etapa o durante toda su vida como elemento de criterio para catalogar el auge o importancia de la Masonería resulta otro criterio más cercano a la política que a los valores masónicos. Si tomamos el asunto como “que importante es que todos los presidentes sean masones”, sin detenernos a pensar ¿qué clase de presidentes fueron?; ¿A cuál categoría de seres humanos estamos hablando?.
Con esas preguntas ya dejamos el noventa por ciento de las interrogantes respondidas. En este particular preferiría exaltar los valores de una orden de paz durante un siglo de guerras, resaltamos la virtud de la institución masónica al mantenerse “unida” y sobrevivir a todos los desastres políticos que propiciaron sus masones presidentes, manteniéndose como la institución de los obreros de la paz.
3.- El tercer punto para iniciar el debate sobre el tema viene dado por estamos hablando de un colectivo masónico que se manifiesta en la documentación preservada, a través de su capacidad para organizarse en virtud de la lucha por la igualdad en el plano de los derechos civiles. Esta es una historia oculta de la Masonería. Pero también parece un elemento de criterio más adecuado para evaluar el auge o decadencia de la Orden en virtud de saber cuál es la acción masónica, o el rol que le toca desempeñar como colectivo a la hora de considerar su auge o decadencia. Si los masones del presente desconocen todos los logros que la Orden alcanzó como colectivo, es fácil comprender por qué evalúan la importancia de la Masonería en virtud de estar en el gobierno. Pero por otro lado nos hace pensar que la Masonería venezolana del siglo XIX fue un instrumento de la política de Guzmán Blanco cuando vinculamos su auge y decadencia con el auge y decadencia de la figura política de este personaje que luce más como un político y un guerrero que murió dejando una herencia millonaria en Francia, que como un fervoroso obrero de la paz, iniciado en unos augustos misterios que lo guiaron por la senda de la luz masónica.  

Caracas 30 12 2013



[1] Eloy Reverón, Crisis de la Masonería venezolana (siglo XX) (Caracas, Venezuela: Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual”, 1995)
[2] Para detalles relativos a la institucionalización de la Masonería en Venezuela remitimos a Masonería Desnuda, de Eloy Reverón
[3] Remitimos el lector a su ensayo periodístico alrededor de la Independencia en su Biografía de José Félix Ribas.

martes, 10 de septiembre de 2013

Logias registradas en 1855 por Eloy Reverón

Logias bajo la jurisdicción del Gran Oriente Nacional 23 12 1855
Aunque la hoja suelta de donde proviene la información no indica si todas estas logias estaban en funcionamiento, los masones venezolanos atravesaban, nuevamente por una situación cismática.
Está firmada por el Q:.H:. que ocupaba el cargo de secretario de la Logia Esperanza N 37 de Caracas, Jesús María Rosales.

Unanimidad N 3 de La Guaira
Libertad N 11 de Puerto Cabello
Victoria N 19 de Curiepe
Restauración N 23 de Río Chico
Aurora N 26 Petare
Victoria N 31 Nirgua
Justicia N 36 Maracay
Victoria N 38 de La Victoria
Filantropía N 39 Guarenas
Prudencia N 40 Caracas
Amistad N 41 Montalbán
Constancia N 42 Cura

De otra obediencia (Supremo Consejo de Grandes Inspectores e Inquisidores)

Fraternidad N 4 de Caracas
Caridad N 32 de Caracas
Lealtad N 33 de Caracas
Fe N 35 de Caracas

Después de la Batalla de Carabobo (24 de junio de 1821) comenzó un período de relativa paz. Faltaba tomar la fortaleza de Puerto Cabello perdida por Simón Bolívar en 1812, y con ella la Primera República. Por ese puerto llegaban los suministros a los monárquicos y a los nuevos aspirantes a administradores coloniales
que venían de Puerto Rico y de La Habana. Hubo nuevas invasiones por la Vela de Coro y la situación quedó más o menos controlada hasta la batalla naval del Lago el 24 de junio de 1823, al mes siguiente José Antonio Páez, logró tomar el fortín Zolano y,  finalmente, el 8 de noviembre de 1823, bajo  una arriesgada operación,  el general Páez y su Estado mayor toman el Castillo de Puerto Cabello,  el 8 de noviembre. 
Esta lista fue presentada en 1992 en la Escuela de Historia en la Universidad Central de Venezuela. Eloy Reverón Masonería en Venezuela, trabajo de tesis para optar al título de Licenciado en Historia bajo la tutoría del profesor Henry Georget




lunes, 9 de septiembre de 2013

Logia Perfecta Armonía N 2 de Cumaná por Eloy Reverón

          Logia Perfecta Armonía N 2 de Cumaná

Las actividades masónicas de la Res:.Log:. Perfecta Armonía N 2 se hacen presentes en la historia de la masonería venezolana   desde temprana data. Por dos documentos esenciales de los cuales nos ocupamos a continuación.
Cuando el general Páez solicitó carta patente para regularizar la logia que presidía en Valencia, ya la logia Perfecta Armonía estaba regularizada, vale decir, antes de junio de 1823. Y mucho antes debió haber estado funcionando en cuanto a que para esa fecha habían impreso un pequeño libro que servía como lexicón y como material de apoyo para las discusiones del espíritu de la masonería.
Corresponde a la edición fascimilar
que realizó IVEM
en 1993
La primera reseña histórica que hemos hallado de esta logia la escribió el   Dr. José F. Marval Baptista P M Gr : 30, haciendo necesaria mención a la logia Perfecta Armonía N 2 durante la celebración del aniversario de la logia Bella Altagracia N 24. Lamentablemente la hoja suelta donde está la transcripción durante su discurso en ocasión de la celebración del aniversario de esa logia no tiene impresa la fecha.
Lo interesante del discurso de Marval es que lejos de entrar en contradicción con los elementos que hemos venido juntando para construir esta historia, no solo encajan perfectamente sino que agrega nuevos elementos para la visión global de la Institución.
Marval nos asegura que 

"La Respetable Logia "Perfecta Armonía" Nº 2, fundada en 1810, por un Masón enviado especial del Gran Oriente de Maryland (USA), es la iniciadora de esta singular escuela en esta Tierra de Gracia. Esta Logia permanece en la jurisdicción de este Alto Cuerpo Norteamericano (estadounidense) hasta el año de 1823, cuando junto a otras 18 Logias, deciden la fundación en Caracas de la Gran Logia de Colombia, el 24 de junio de 1824.

Ese masón estadounidense que la logia de Maryland envió especialmente para realizar proselitismo masónico al cual se refiere Marval respondía al nombre de John King, y fue precisamente quien, según señala José Antonio Páez en la solicitud de carta patente, que él le había recomendado seguir el ejemplo de las logias de Barcelona, Cumaná y La Guaira. Encaja incluso el orden porque estas logias, aunque en documento solo menciona la localidad, llevan respectivamente los tres primeros números.


John King era sobre cargo en un buque mercante que cubría la ruta hacia Estados Unidos, lo encontramos en un par de menciones que de él hace quien era cónsul de la Gran Bretaña en La Guaira, Sir Robert Ker Porter en su Diario. Sabemos por su diploma de maestro que el diplomático pertenecía a una logia en su pueblo natal en Inglaterra, pero no es muy generoso que se diga en las anotaciones que hace sobre personajes de su tiempo que sabemos vinculados a la Masonería.

Pero leamos un poco más sobre los datos que proporciona Marval: La Respetable Logia "Perfecta Armonía" Nº. 2, tuvo como su primer Venerable Maestro al Querido Hermano Lic. José Grau, y el segundo fue Diego Bautista Urbaneja. En esta Respetable Logia se inicia y trabaja una pléyade de ilustres cumaneses y sucrenses como José Francisco Bermúdez, Domingo Montes, Agustín Armario, Manuel Rivas, Miguel Aristiguieta, Andrés Caballero, Santiago Mariño (ya iniciado en la Isla de Trinidad) y posiblemente Antonio José de Sucre, entre muchos otros. 
Se refuerza el tono de su discurso con la realidad histórica al nombrar con seguridad la calidad de masones conque identifica a la mayoría. Es circunstancia de conjetura histórica que Mariño se hizo masón en Trinidad, y sobre todo el "posiblemente" con el que acusa su duda sobre la condición Masónica del Mariscal. Sugiero revisar los enlaces que ofrezco en el texto haciendo click sobre los nombres  subrayados para el acceso.

El Q:.H:. Marval salta al año 1866, sin más datos sobre la Perfecta Armonía. En la lista elaborada por José de Jesús Castro en 1854 y que copiamos para nuestro libro Masonería Desnuda aparece la Logia Perfecta Armonía". En el año 1867, varias logias del estado Sucre figuran en el archivo de la Cámara legislativa, solicitanto la instauración del matrimonio civil en Venezuela. La logia Perfecta Armonía no había dejado de existir debido al terremoto de 1853 y a la participación de aquellos hermanos en la Revolución de 1853, en la que estaban involucrados varios hermanos de esa logia. En la base de datos de IVEM figura José Manuel Grau referido como miembro de la Perfecta Armonía N 2 en 1855. También figura un Caballero Andres María en la logia Protectora de las Virtudes N 1 Barcelona 1855. ¿Es el mismo? ¿Emigró por el terremoto de 1855?. Todavía estamos investigando

En nuestro próximo escrito traeremos los comentarios que al respecto hizo el historiador Q:.H:. Bartolomé Tavera Acosta. 


domingo, 8 de septiembre de 2013

Logias de Venezuela: Protectora de las Virtudes N 1 por Eloy Reverón


Logia Protectora de las Virtudes N 1 Barcelona



Esta logia está ubicada en la ciudad de Barcelona, capital del Estado Anzóategui de la República Bolivariana de Venezuela. El primer documento que acusa su presencia en la historia de la Masonería Venezolana que se construye desde el Instituto Venezolano de Estudios Masónicos IVEM lo hallamos en el Archivo de la Asamblea Nacional, en 1988 y estaba identificado como Archivo del Congreso de la República.
Forma parte de un legajo de 89 folios donde la Cámara legislativa nombra una comisión para responder a una solicitud que hacen 10 logias de Caracas y del interior del país en el año de 1864. 
El hilo conductor del discurso de la solicitud parte de un episodio que protagoniza un Q:.H:. de ese taller de Barcelona cuya profesión era la de agente viajero, vendedor de mercancía seca, como decían entonces. José Ruíz se encontraba en la ciudad de Barquisimeto atendiendo a sus clientes y como un masón activo y pendiente de su asistencia semanal a la logia, visitaba la logia Estrella de Occidente N 50. Ruíz se enfermó y el hermano hospitalario se encargó de apoyarlo en nombre de la logia. Lo hospedaron en la misma casa donde estaba entonces la logia, muy cerca del teatro Juárez, entre las carreras 20 y 19, donde hoy está un edificio que se llama La Logia. El hombre llegó a tal estado crítico de salud, que fue necesario llamar a un sacerdote para que le administrara el sacramento de la extremaunción.
No olvidemos que esto sucedió en el año 1864, año del célebre silabus contra la masonería y los liberales del mundo. La Iglesia proscribía a la masonería por una serie de razones que nos corresponde analizar en otro espacio. Lo cierto es que el padre Domínguez, cura párroco a quien le correspondió administrarle los santos oleos, trató de chantajear al hermano moribundo al imponerle condiciones. No se trataba del simple arrepentimiento de los pecados, sino de algo más concreto y de utilidad pública para la Iglesia en su campaña para desprestigiar a la Masonería. Le pidió nada más y nada menos que abjurara de la Institución que lo había socorrido, atendido con tanto amor fraternal.
El tema es que José Ruiz falleció antes de poder cumplir con la solicitud del presbítero y se convirtió en bandera ejemplar en la lucha de los masones por los derechos civiles en el siglo XIX.
Si quieren más información sobre la lucha por la igualdad de los derechos civiles que emprendieron entonces los masones venezolanos del siglo XIX, y que publicaremos una edición digital en este enlace, haga click sobre: Blog del Instituto Venezolano de Estudios Masónicos; mientras tanto les ofrecemos otro enlace cual está reseñado por el Q:.H:. Miguel Santana Mujica, hoy en el Oriente Eterno, pero nos dejó una reseña sobre la obra: Influjos Masónicos en la Instauración del Matrimonio Civil en Venezuela.

Por ahora nos interesa anunciarles que seguiremos contando la historia de la logia Protectora de las Virtudes N 1 de Barcelona de cuyo seno surgieron las logias Simón Bolívar de Puerto Píritu, Estrella de Guanipa en El Tigre, Estrella de Belén en Aragua de Barcelona, Luz del Caribe y Abraham Lincolm de Puerto La Cruz, Benito Juárez en Barcelona y Sol de Anzoátegui en Cantaura (Storms, 1985).

Logias de Venezuela por Eloy Reverón

Las primeras logias masónicas comienzan a establecerse en nuestros puertos con la apertura de las relaciones comerciales entre Iglaterra y las colonias de España en América. Se establecen comerciantes en los puertos y se pone de moda, por decirlo así, esta forma de reunirse al estilo Inglés. La segunda oleada llega con las guarniciones militares tanto de España con de Inglaterra, las cuales establecen logias de Campamento.

De esta manera, los documentos masónicos firmados en lo que hoy es territorio venezolano, datan de 1817, en Achaguas. El cual corresponde a un salvo conducto para viajar a la provincia de Veraguas, el cual fue expedido a favor de Dionicio Egan que reposa en el archivo de la Gran Colombia en Bogotá. El segundo corresponde a una solicitud de Carta Patente a la logia Amicable N 25 de Maryland, firmada por el general Páez en Valencia durante el año 1823.
En la hoja de servicios elaborada por el acucioso documentalista general Manuel Landaeta Rosales, Páez fue nombrado primer Serenísimo Gran Maestro de la Orden Franc masónica venezolana en 1840. Según la experiencia de todos estos años investigando el tema, y lo confirman los masones del siglo XIX, el gran influjo de la masonería en el proceso conocido como el de la independencia jurídica y militar de Venezuela, está vinculado a la pacificación. El abrazo de Santa Ana, tiene todas las características de la simbología masónica. José
de Jesús Castro afirmaba en 1856 que la masonería había llegado a Venezuela en 1808. La suscinta relación histórica de la masonería venezolana escrita por los Francmasones e impresa en la imprenta de Georges Corser dan cuenta de este episodio de pacificación como un episodio masónico. De igual manera Francisco González Guinán reseña el texto de la solicitud de amnistía para el general Mariño en 1853, le recuerdan los masones al presidente Monágas el Ejemplo de Boívar y Morillo en Santa Ana de Trujillo.
De tal suerte que la masonería histórica comienza cuando la acción de los masones se hace sentir en la sociedad, no como unos fabricantes de violencia, de muerte y guerra, sino como obreros de la paz. Miembros de una sociedad discreta, no secreta. Lejos de labores conspirativas.
 Aquí presentamos otro testimonio de un legionario británico que hace mención a su participación como vigilante en la ceremonia de iniciación del general Montilla en la Logia de Angostura, también en 1817, lo cual coincide con el nombramiento de James Hamilton como Supremo Comendador para América del sur  que publicamos en el Blog Lectores. Una cita del historiador británico Robert Freke Gould (1836 1915) En Angostura este Hamilton hizo su vida, fue el traductor del discurso de Angostura y obtuvo una concepción para la navegación de sus vapores por el Orinoco. Se le conoce también por el Amargo de Angostura.